sábado, 24 de diciembre de 2011

CONSIDERACIONES SOBRE LA PRESIDENCIA DE MITRE


Autonomistas y Nacionalistas.

        En 1862 los autonomistas de Buenos Aires, la facción liderada por Alsina, recibieron un fuerte impulso cuando Mitre propuso la federalización de la capital provincial con el fin de poner la recaudación impositiva bajo el control del nuevo gobierno nacional. Sus opositores rechazaron la federalización con los mismos argumentos que habían objetado la unión nacional propuesta por Urquiza en el Acuerdo de San Nicolás. Temían perder el control de las rentas del comercio; querían que esos ingresos se destinaran al desarrollo de su propia provincia y no al de otras.
        Los nacionalistas, partidarios de Mitre, retrucaban que Buenos Aires saldría ganando si compartía las rentas con las otras provincias. Los subsidios para tender ferrocarriles, que comenzarían con la línea propuesta entre Rosario y córdoba, crearían nuevos mercados. Aparecerían economías y nuevas sociedades en las provincias, lo cual incrementaría la riqueza de todos.
        Estas diferencias de criterio reflejaban la asociación más estrecha de los autonomistas con la tierra y los vínculos más pronunciados de los nacionalistas con el comercio.
        Las disputas partidarias estaban muy influidas por la relación entre Buenos Aires y el resto de las provincias. Mitre proponía una dominación autoritaria desde Buenos Aires. Esto provocaba la oposición de las provincias, lo cual abría nuevos episodios de la guerra civil.
        Alsina aspiraba a un sistema más sutil y flexible. Su posición a favor de la “autonomía” de Buenos Aires demostró ser táctica. Su influencia produjo un gobierno nacional débil que dependía de la buena voluntad de la provincia de Buenos Aires.
        En 1862, luego del conflicto entre Mitre y Alsina por la federalización, se arribó a un compromiso. La ley establecía que el gobierno nacional  residiría en la ciudad de Buenos Aires, junto con el gobierno provincial, por los siguientes cinco años. El gobierno nacional administraría el gobierno municipal de la ciudad, el puerto, la aduana, las barracas y la catedral. Todas las otras instituciones se mantendrían bajo jurisdicción de la provincia. Estas incluían dos fuentes cruciales de poder político, el Banco Provincia y la justicia de paz.
        Mitre mantenía la esperanza de federalizar a la provincia o al menos, la ciudad de Buenos Aires. Combatió duramente en las elecciones para retomar el control político de Buenos Aires. A principios de 1864, la prensa apodó a los grupos rivales “cocidos” y “crudos”, según apoyaran a Mitre o Alsina. Los términos se originaban en el hábito de los seguidores de Mitre de llamar a sus opositores “criminales y agitadores” y, por lo tanto, “crudos”. Los nombres apuntaban a las diferencias sociales entre las dos facciones: los patricios, “cocidos” o cultivados, mitristas, y sus “crudos”, rivales de clase baja. Otra interpretación de menor difusión, asegura que a los mitristas se los llamaba “cocidos” porque “estaban cocidos en la olla de Urquiza”, en relación al acuerdo de Mitre y Urquiza previo a Pavón.
        Otra diferencia entre las facciones residía en la asociación de Mitre con algunas organizaciones de inmigrantes, en particular con grupos italianos, debido a la similitud que guardaban los programas liberales argentino e italiano a favor de la unificación nacional.
        En cambio, el partido de Alsina tenía una fuerte filiación rural que se hizo evidente cuando se convirtió en gobernador en 1866, imitando a Rosas en asegurar títulos plenos de tierras del Estado a arrendatarios y usurpadores. Los autonomistas se opusieron a los impuestos a la exportación porque los ganaderos tendrían que pagarlos. Se oponían a las inversiones en el puerto de Buenos Aires apoyadas por la clase mercantil. Demandaban mayores inversiones en las fortificaciones de las fronteras para beneficio de los terratenientes.
        Los autonomistas con frecuencia alardeaban de sus antecedentes nativos y se oponían a todo lo extranjero.


Conflictos durante los tiempos de Mitre.

        Los conflictos de las provincias durante su presidencia enfrentaban a regiones, partidos y tipos de sociedad. Estos conflictos tuvieron cuatro manifestaciones:
1- Choques violentos entre los Liberales y Federales de San Juan (Dic 1860- Sep 1861).
2- Conflictos entre los generales de Mitre y el Chacho Peñaloza  en La Rioja (1862-1863).
3- Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay (1865-1870).
4- Revolución de los Colorados al mando de Felipe Varela y Juan Saa en Mendoza. (1866).


1-     Sucesos de San Juan.

        Por sus características San Juan parecía más una provincia del Noroeste que una del oeste. La provincia tenía una agricultura campesina bastante desarrollada y una elite urbana blanca relativamente grande. Debido en parte a estas condiciones el partido Liberal de San Juan era más fuerte que en otras zonas del Oeste. El partido unitario de San Juan, que fuera importante luego de las guerras de independencia, declinó durante la época de Rosas. El partido renació entre 1840 y 1860. Por esa época, el comercio de ganado con Chile se expandió, junto con la economía de toda la región del Pacífico, a instancias del auge minero de Australia y California.
        Durante muchos años, Benavides, primero aliado de Rosas y luego de Urquiza controló San Juan. Durante la década de 1850-1860 los Liberales desafiaron su autoridad y éste terminó renunciando en 1855. Benavides se convirtió en un típico caudillo federalista, contando con el apoyo popular de los gauchos y los más pobres.       La lucha por la supremacía en San Juan tenía un marcado contenido de clases. A fines de 1858 los Liberales apresaron y ejecutaron a Benavides. Urquiza intervino y expulsó a los liberales del gobierno.
        En 1859 instaló en el gobierno a Benjamín Virasoro, un hombre de Corrientes, sin ningún vínculo previo con San Juan, para poder pacificar la provincia.
        Desde Buenos Aires, el diario El Nacional comenzó una campaña de difamación del nuevo gobernador sanjuanino e incitaba a los liberales a derrocarlo.      Esta campaña estaba instigada por Mitre y Sarmiento, y dio como resultado que los liberales asesinaran al gobernador Virasoro y pusieran en el poder a Aberastain.
        Después de la muerte de Virasoro, Mitre visitó a Urquiza y Derqui en Paraná, ya que estaban en negociaciones para incorporar a la provincia de Buenos Aires a la confederación, pero los sucesos de San Juan hicieron imposible el acercamiento. El presidente Derqui se vio tironeado de todos lados, ya que Urquiza le decía que intervenga la provincia y tomara represalias, y en cambio, Mitre, pretendía que no hiciera nada.
        Finalmente Derqui envió a Juan Saa el gobernador de San Luis,  como comisionado Nacional con el objetivo de investigar, pero Saa atacó San Juan y derrocó y ejecutó a Aberastain.
        Los eventos de San Juan ilustraron la intensidad de los conflictos partidarios y de clase en las provincias. Pusieron de relieve las rivalidades entre las provincias, como las que existían entre San Juan y San Luis.

        Los enfrentamientos de San Juan destruyeron las esperanzas de que Buenos Aires se uniera a la Confederación bajo los términos de noviembre de 1859 luego de la batalla de Cepeda. En los meses siguientes se amplió la brecha entre ambos bandos. El congreso reunido en Paraná en abril de 1861 se negó a admitir a los representantes de Buenos Aires. Mientras las dos partes se preparaban para la batalla, el país se dividió en dos campos. Siete provincias apoyaban a la Confederación y seis a Buenos Aires (Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy y Córdoba, todas liberales).


2-      Rebelión en el Oeste

        Luego de la Batalla de Pavón, Mitre asume los poderes nacionales tras la renuncia de Derqui. En noviembre de 1861, las fuerzas liberales bajo el mando del General uruguayo Venancio Flores destruyeron los restos del ejército federal en la Batalla de Cañada de Gómez. En todos estos encuentros militares Mitre tuvo el apoyo de altos oficiales uruguayos, a muchos de los cuales había conocido 10 años antes durante el sitio a Montevideo. A fines de 1861, envió al general uruguayo Wenceslao Paunero, hacia el noroeste para tomar el control de córdoba.
        A comienzos de 1862, Antonino Taboada invadió Catamarca desde Santiago del Estero para derrocar al débil gobierno federalista. En Salta el federalismo cayó definitivamente en mayo de 1862, con el ascenso al gobierno de Juan Nepomuceno de Uriburu.
        La resistencia más importante se produjo en el Oeste, bastión del federalismo. A fines de 1861 Paunero envió a Mendoza una fuerza militar al mando del coronel Ignacio Rivas. Solamente Mendoza en el Oeste brindó una recepción amistosa a los liberales, a causa de un terremoto que había sufrido la ciudad y los veían como los salvadores.
        La Rioja, la provincia más subdesarrollada de la región, se convirtió en el epicentro de la resistencia federal, llevada adelante por el caudillo Angel Vicente “Chacho” Peñaloza. Paunero que sabía de lo difícil que sería derrotar a las montoneras del Chacho, quiso recuperarlo a las fuerzas liberales, recordándole a Mitre que había peleado contra Rosas y que no había participado en la batalla de Pavón. Pero ante los actos violentos de los liberales, Peñaloza declaró la rebelión en nombre de Urquiza, esperando que este se pronuncie, pero una vez más no lo hizo.
        El primer choque entre ambos bandos se dio en Córdoba en la batalla de Las Playas, donde triunfaron las tropas liberales al mando de Paunero y del coronel uruguayo Ambrosio Sandes.
        Luego de esta derrota se firma la paz de “la banderita”, pero pronto se rompe y comienzan las hostilidades nuevamente. Finalmente Peñaloza es atrapado el 12 de noviembre de 1863 en Olta, La Rioja, donde es asesinado y su cabeza puesta en una pica en la plaza del pueblo.

3-      Guerra del Paraguay.

        Mitre intervenía en la política interna uruguaya colaborando con el partido colorado, de tendencia liberal.
        Por un lado, los líderes políticos uruguayos de ambos partidos (blanco y colorado) buscaban apoyo externo. Por otro, la interferencia extranjera exacerbaba los conflictos internos. La guerra civil en Uruguay estalló en abril de 1863.
        Para Sarmiento el responsable de la guerra era Solano López por sus planes expansionistas y lo acusaba de las divisiones partidarias en Argentina y Uruguay. Según Sarmiento, la alianza internacional de Solano López con los partidos políticos blanco y federal de Uruguay y Argentina precipitó una confrontación épica entre las fuerzas de la barbarie y las de la civilización. Los líderes civilizados de Argentina, Brasil y Uruguay  contra los vestigios indígenas y mestizos de Paraguay y las tierras atrasadas de la Argentina y Uruguay. Una victoria liberal contra Paraguay significaba el triunfo de los europeos en Sudamérica.
        Mitre veía la guerra contra Paraguay como un tema de vida o muerte de las instituciones; como un paso necesario para consolidar el nuevo régimen establecido en Argentina después de Pavón.

        Luego de la derrota aliada de Curupaití, las tropas argentinas comenzaron a desertar, Mitre pasó a ser un comandante nominal en la guerra, quedaban menos de 5 mil tropas argentinas peleando en Paraguay a mediados de 1867, la guerra se limitó al enfrentamiento entre los negros brasileños y los aborígenes paraguayos.    Por las dificultades que se presentaban en las provincias para reclutar tropas debido a la impopularidad de la guerra, el gobierno argentino comenzó a incorporar inmigrantes y marinos extranjeros a su ejército, como así también un alistamiento de tropas forzado e ilegal.

        La guerra benefició a aquellos terratenientes, agricultores y comerciantes del litoral argentino que suministraban armas, caballos y alimentos a las fuerzas aliadas. En el resto de las provincias la guerra produjo temor y rechazo. La guerra reavivó la oposición a Mitre en las provincias.

4-      Revolución de los Colorados 1866.

        El ex gobernador de San Luis, Juan Saa, preparaba una revolución con apoyo chileno, junto a Felipe Varela, de Catamarca y anterior lugarteniente de Peñaloza.
Saa se exiló en 1862 y pasó un breve tiempo en Europa donde trabajó como mercenario, luego peleó para los Blancos contra Flores y los brasileños en Uruguay.  Fue a chile en 1865 con una carta de recomendación de Alberdi, donde preparó la revolución.
        Felipe Varela, luego de la muerte del Chacho, estuvo con Urquiza en Entre Ríos.
        La revolución de los Colorados tuvo dos fases. La primera, entre diciembre de 1866 y abril de 1867, centrada en las provincias del Oeste. La segunda, entre agosto y octubre de 1867, que tuvo como escenario la provincia de Salta. Los insurgentes tenían la esperanza de provocar un movimiento nacional, pero urquiza una vez más no se pronunció para ayudarlos. En algún momento Saa manejó la posibilidad de separar a las provincias de Cuyo y unirlas a Chile.
        Varela, publicó un documento denominado “Manifiesto del Jeneral Varela” donde afirmaba que los liberales tiranizaban y saqueaban a las provincias, condenaba la guerra del Paraguay, le pedía a Urquiza que se una al movimiento, proclamaba los derechos de los pueblos de Sudamérica.
        Era casi imposible que las tropas de Paunero derrotaran a las tropas federales de Saa y Varela; Mitre regresó de Europa hizo estudiar a sus generales las tácticas para vencer a las guerrillas, reemplazó al general Paunero por Arredondo como comandante en el Oeste y sumó a varios veteranos de la guerra del Paraguay para derrotar a los insurrectos.
        Arredondo venció a Saa el 1 de abril en San Luís, y Saturnino Taboada venció a Varela en Pozo de Vargas, La Rioja. Varela quiso reagrupar sus fuerzas y se dirigió a Salta para seguir con la revolución, pero fue derrotado por el general Navarro, por lo que tuvo que huir hacia Bolivia. La invasión de Varela a Salta puso de relieve las diferentes condiciones sociales y políticas en el Oeste y en el norte, ya que Varela logró escaso apoyo en Salta.

        Así había quedado el mapa político de la argentina, con tres figuras predominantes. En Córdoba y Cuyo dominaba el General Arredondo, en Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja y Catamarca, los Taboada, y en Salta el General Navarro, vencedor de Varela.

        La guerra del Paraguay, trajo enfermedades que azotaron el país, sobretodo a Buenos Aires, como la fiebre amarilla y el cólera, que produjeron gran cantidad de muertes, entre ellas, las del vicepresidente Marcos Paz, lo que obligó a Mitre a regresar de manera definitiva del Paraguay en enero de 1868.


Sucesión presidencial 1868.

        La elección de 1868 se diferenciaba de la de 1862, en que simplemente aquella había ratificado el dominio de un general victorioso en la guerra civil. En cambio, ahora, competían candidatos que representaban diferentes intereses y regiones del país. Surgieron 4 candidatos: Urquiza (gobernador de Entre Ríos), Rufino Elizalde (canciller de Mitre), Alsina (gobernador de Buenos Aires) y Sarmiento (embajador en EEUU).
        Mitre a pesar de haber anunciado que no interferiría en la elección, rechazó la candidatura de Urquiza por ser reaccionario. Con Alsina, no lo descartaba del todo, porque se mantenía liberal a pesar de ser autonomista e incluso hubo rumores de querer intercambiar posiciones con Alsina.
        Mitre se oponía a Sarmiento, porque este había criticado la Guerra con el Paraguay. Solamente Elizalde escapaba a su crítica.
        Los cuatro candidatos lideraban poderosas bases de apoyo pero presentaban debilidades. Urquiza tenía una imagen deslucida por su asociación con el federalismo. Elizalde contaba con el apoyo de Mitre y de los Taboada (le ofreció la vicepresidencia a Manuel Taboada), pero tenía poco apoyo en Buenos Aires y en las provincias era mal visto por promover la Guerra del Paraguay.
        Alsina tenía gran apoyo en Buenos Aires pero poco apoyo en las provincias. Sarmiento gozaba de fama como escritor y enemigo de los federales.
        Urquiza, Elizalde y Alsina tenían sus bases de poder en una provincia cada uno: Entre Ríos, Santiago del Estero y Buenos Aires, respectivamente. Pero la franja de las provincias del Este al Oeste no se habían pronunciado todavía. En esta región, luego de la derrota de los colorados en 1866, el General Arredondo se convirtió en la figura central. Apoyado por otros oficiales veteranos del Paraguay le brindó su apoyo a Sarmiento. Alsina reaccionó y le ofreció una alianza a Urquiza. Los partidarios de Sarmiento reaccionaron y designaron al padre de Adolfo Alsina, Valentín Alsina, como vicepresidente de Sarmiento. Finalmente Adolfo Alsina para no ir en contra de su padre, le dio su apoyo a Sarmiento y fue el mismo quien lo acompañó en la fórmula presidencial.
        Sarmiento necesitaba el respaldo de Alsina para ganar apoyo en Buenos Aires. Los cambios de posición de Alsina formaban parte de una estrategia para aumentar la influencia de los autonomistas en el nuevo gobierno.
        Cuando el Colegio Electoral votó en agosto, Sarmiento ganó en casi todas las provincias del centro y del oeste, incluida Buenos Aires, obtuvo 79 votos sobre 156, un margen muy ajustado. Con el apoyo de los Taboada Elizalde obtuvo todas las provincias del norte excepto Salta. Urquiza logró solo 3 provincias, Entre Ríos, Santa fe, y por problemas de facciones internas, la liberal Salta.

        Cuando Sarmiento asumió el poder, Argentina ocupaba un papel menor en la Guerra. Pero la provisión de suministros al ejército brasileño enriqueció a los comerciantes y terratenientes del Litoral. Esta expansión del comercio interior reemplazó al auge de las exportaciones de lana durante la guerra Civil estadounidense. En compensación por su alto costo en vidas y recursos la guerra produjo prosperidad, que ayudó a consolidar el Estado Nacional.
        Mitre terminó el mandato con su reputación muy deteriorada, lo acusaban de haber convertido al país en una provincia más del imperio brasileño. Los extranjeros comenzaron a oponerse, debido a que se los forzó a ingresar al servicio militar; los padres llevaban a sus hijos a bautizarse a sus consulados para que mantuvieran sus nacionalidades de origen.
        Al final del mandato de Mitre, la cuestión de la capital no se había resuelto. En 1868 y 1869 el Congreso hizo dos intentos de llevar la capital a Rosario, pero el veto presidencial archivó la medida.

        A comienzos de la década 1860-1870 Mitre había logrado apoyo de los comerciantes y estancieros pro-liberales de las provincias, pero quedó demostrado que eran bases débiles y de corta vida. En varias provincias aparecieron grupos con antecedentes federales conocidos como liberales autonomistas. En sus respectivas provincias jugaron un papel similar al de los autonomistas en Buenos Aires y se opusieron a Mitre. El mitrismo se transformó en una fuerza política secundaria dentro de Buenos Aires. El nuevo modelo político se centraba en una asociación entre las provincias y Buenos Aires, como lo ejemplificaba el gobierno de Sarmiento- Alsina.



JPZ

1 comentario:

  1. Hola, falta poner la bibliografía.• Rock, David. La construcción del Estado y los movimientos políticos en la Argentina 1860-1916.

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